El Lenguaje Universal
- Leslie
- 17 jul 2019
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 30 nov 2019
Alrededor de dos millones de personas de todo el mundo se reunieron el 31 de mayo de 1885 bajo el Arco del Triunfo para darle el último adiós al hombre que no solo fue la voz de la democracia francesa, sino que también se mantiene como referente de la literatura mundial hasta nuestros días. Por supuesto, como el lector ya habrá adivinado, me refiero a Víctor Hugo.
El pasado 22 de mayo se cumplieron 134 años de su partida y aún hoy cada vez que cierro uno de sus libros puedo sentir su ausencia palpable en el aire, como si junto con él se haya llevado algo importante de nosotros. Me doy cuenta.
Desde que comence con el largo viaje de leer Los Miserables, declaré para mi misma a Víctor Hugo como el mayor exponente del lenguaje universal, y esto lo puedo ver reflejado en cada una de sus obras.
Jean Valjean es probablemente uno de los personajes más destacados de sus novelas: un hombre condenado a 18 años de cárcel por robar una barra de pan. El presido hace al presidiario, y cuando Jean Valjean es liberado, sale convertido en un miserable, un hombre que es malo porque lo habían tratado como tal por casi dos décadas. Sin embargo, cuando Jean Valjean se ve cara a cara, es reemplazado por un santo, un hombre que cree en el perdón y borra todo rastro del horror que fue alguna vez. En Nuestra Señora de París nos presenta la misma situación. Quasimodo, quien es un hombre deforme y tratado como escoria durante toda su vida, es un ser capaz de amar sinceramente, mientras que nuestro antagonista es un sacerdote que mata solo por sus oscuros deseos.
Hugo no trabajaba estereotipos, y tampoco buscaba contarte una historia hermosa con un final feliz. Te mostraba al ser humano tal y como era; con un poco de luz y oscuridad dentro de él. Entendía de tal manera las pasiones humanas, que hoy en día no es raro ver como todas sus obras se convierten en referentes culturales y de entretenimiento, que a la misma vez que nos acarician con dulzura el alma, nos desgarran completamente.
Y es que Víctor Hugo no solo entendía pasiones, si no que hablaba con ellas. Él expresaba este lenguaje universal por excelencia, ese que no se habla si no se siente.
Sentimos mucho la muerte de Víctor Hugo, y sentimos aún más que se llevará tantas palabras sin decir con él, que aún hoy nos siguen conmoviendo.

תגובות