Los Muros de Hoy
- Leslie
- 2 dic 2019
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 4 feb 2020
El 19 de noviembre se cumplieron 30 años desde que las noticias sobre la caída del Muro del Berlin llegaron a Guatemala, y no faltó la oportunidad para que se nos recordara tal suceso en los periódicos. Hoy conmemoramos la caída de uno de los símbolos más grandes de odio y la guerra, un muro que no solo divió un país entero, si no que también separó familias: padres de sus hijos, hermanos de sus hermanas, amantes...Pero me tendrá que excusar el lector al tener que excluirme a mi misma de tal celebración.
No me parece correcto celebrar que hace tres décadas derribamos muros, cuando en el presente seguimos construyendo otros, más altos y resistentes. No nos hacen falta ladrillos físicos, no se equivoque, pues hemos aprendido a hacerlos sin ellos. Todos los días miramos noticias sobre la gente que emigra de un país a otro porque ese lugar que llamaron "casa" alguna vez se ha convertido en la ley que grita su exilio; y sin embargo, no hay lugar que los reciba. Volvemos los colores de nuestras banderas en los colores de las paredes que contruímos a través de las fronteras, porque en nuestro mundo, las fronteras se han vuelto más importantes que las vidas humanas.
Y aún no conformes con ver a nuestras autoridades difundir este mensaje de odio entre nosotros, hemos hecho algo inhumano, que sin duda la historia no nos perdonará: lo hemos aceptado.
Los restos de aquellas paredes que hoy se exhiben en las calles alemanas son la prueba de que podemos construir puentes en lugar de muros, y sin embargo, hemos decidido no hacerlo.
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